La pregunta no implica ningún menosprecio hacia ellos, pues sería perfectamente extensible a cualquier otra actividad. Y la respuesta es muy clara y fácil: los hay buenos, regulares y malos. Exactamente como sucede entre los economistas, los profesores o los comerciantes, así como en cualquier otra profesión. No obstante, en nuestro país, los agentes inmobiliarios tienen peor fama que aquellos....